Depresión

La depresión es un trastorno de los denominados “trastornos del estado de ánimo”. A nivel psicológico es un estado de decaimiento, pérdida de placer, abatimiento, apatía, como de “ganas de no hacer nada”, irritabilidad y sentimiento de culpa. A nivel físico también se dan algunos cambios: muchas ganas de dormir o insomnio, cansancio, enlentecimiento o movimientos rápidos, más hambre o menos de lo habitual. A nivel social, puede darse pérdida de relaciones por el retraimiento o la irritabilidad que antes mencionaba. Incluso puede llegar a haber sentimientos de inutilidad y odio hacia uno mismo. Esto nos puede llevar a pensar en dejar de estar, en desaparecer. Y esto asusta mucho.

Al contrario de lo que se suele decir, en el imaginario social se ha asociado de forma recurrente a la tristeza y debido a esto muchas veces, la propia tristeza es “el enemigo contra el que luchar”. Pero la depresión es otra cosa y es importante aprender a diferenciarlas.

Cuando reconocemos nuestras emociones, y entre ellas, la tristeza, somos capaces de ponerles nombre y gestionarlas de manera adecuada, dejándoles espacio, dándoles su hueco en nuestras vidas y usándolas para lo que sirven, al final todas ellas se pasan. Sin embargo, la depresión precisamente, puede devenir de una mala gestión emocional, es como “haber apagado el interruptor”.

En la vida nos pasan cosas que nos hacen, por pura necesidad de supervivencia, apagar este interruptor.

Esto ocurre por múltiples motivos: Bien porque esto que nos pasó fue a una edad muy temprana o porque en el momento que nos ocurrió no teníamos los recursos necesarios o “no nos podíamos poner tristes” y había que seguir adelante.

Si te sientes reconocido/a en algunas de las situaciones que hemos mencionado hasta ahora, no dudes en consultarnos.