Depender de tu pareja no siempre es algo malo. Aunque mucha gente piensa que la dependencia es negativa, en realidad, necesitamos a nuestras parejas; estamos casi diseñados para eso. Cuando nos vinculamos con alguien, nuestro cerebro se adapta para buscar apoyo y compartir cosas con esa persona, asegurándonos de estar cerca, tanto emocional como físicamente.
Nos volvemos «dependientes» cuando nuestras necesidades no se satisfacen. Por eso, cuanto más efectiva sea nuestra dependencia en la pareja, más independiente y funcional será la relación. Esto es lo que se llama la paradoja de la dependencia.
Para que se entienda bien, te pongo un ejemplo: Imagina que tú y tu pareja sois como Batman y Robin. Batman es genial por sí solo, pero con Robin, se convierte en un equipo imparable. Si Batman intentara hacer todo solo, se agotaría. Pero con Robin, puede confiar en él para tener su apoyo y, juntos, son más fuertes. Así es una relación: depender de tu pareja te hace más fuerte e independiente, no más débil.
Ahora bien, asumiendo que estamos programados para depender emocionalmente del otro, el problema aparece cuando la otra parte no es capaz de satisfacer nuestras necesidades y eso provoca sufrimiento, tensiones y miedo, y esto es porque no sentimos seguridad en el vínculo.
Entonces, ¿qué entendemos por dependencia emocional cuando hablamos de ella como algo negativo?
La dependencia emocional es un patrón de comportamiento en el que una persona tiene una necesidad excesiva de afecto, atención y aprobación de otra, usualmente su pareja. Esta necesidad puede llegar a ser tan intensa que la persona dependiente sacrifica su bienestar emocional y físico para mantener la relación, incluso cuando es claramente dañina o insatisfactoria. Esta situación se caracteriza por la incapacidad de terminar una relación, aunque sea necesario, debido al intento de mantenerla a cualquier precio. Esto provoca un gran desgaste emocional y mucho sufrimiento, haciendo que nos conformemos con breves momentos buenos mientras nos perdemos en un mar de lágrimas. En definitiva, no vale la pena sacrificarnos de esta manera.
La dependencia emocional puede ser unidireccional (solo uno de los miembros de la pareja la sufre) o bidireccional (ambos están atrapados en esta dinámica). Reconocer cuál de estos tipos de dependencia estamos experimentando es crucial para romper con este patrón de comportamiento.
Siguiendo con e ejemplo de antes, una relación de dependencia emocional sería la que protagonizan Harley Quinn y el Joker. A pesar de los abusos constantes, Harley se aferra a la relación, sacrificando su bienestar emocional y físico. El Joker se aprovecha de esta necesidad de afecto, sometiéndola a un ciclo de abusos y breves momentos de aparente cariño. Esta incapacidad de Harley para terminar la relación, aunque le cause sufrimiento, muestra cómo la dependencia emocional puede ser destructiva.
Líneas rojas: Cuando estar en pareja no es sano
- No nos quiere y así nos lo hace sentir.
- No nos gusta lo que vemos en nuestra pareja o sabemos que no es adecuada para nosotros.
- Nos comportamos de forma distinta y no nos reconocemos.
- La pareja devalúa, manipula, amenaza, controla o alimenta la inseguridad.
Si nos encontramos en una relación de maltrato, debemos pedir ayuda con el objetivo único de salir de ahí.
Señales de dependencia emocional: (cuidadito y no sacar de contexto)
– Demandar pruebas continuas de amor, sintiendo que no nos quiere lo suficiente si no accede a esto.
– Necesidad de sentirnos siempre la prioridad del otro.
– No imaginar la vida sin esa persona.
– Querer cambiar aspectos de la pareja.
– Necesidad de control.
– Pánico al abandono.
– Reducir círculo social.
– Suele haber rupturas reiteradas.
– Incapacidad para dejarlo.
– Ansiedad, malestar, problemas para conciliar el sueño, preocupaciones constantes, llanto incontrolable.
– Búsqueda de una tercera persona para poder salir de ahí.
– Baja autoestima.
Cómo puedes salir de este tipo de relación de dependencia:
– Toma conciencia y acepta el papel de protagonista en tu propia vida.
– Trabaja la autoestima.
– Ten presente lo vivido y sufrido, para hacer un balance realista
– No conformarte y dejar que te elijan. Eres parta, tienes que elegir, valorar y coherente a la hora de buscar una pareja. No todo, vale.
– Reconoce el miedo a la soledad, ¿de dónde parte?
– Supera el síndrome de abstinencia, si lo hay.
– Busca apoyo en tus amigos y familia.
Recuerda, no es fácil, pero siempre tenemos margen para liberarnos de estas relaciones, tomar las riendas y comenzar a reconstruir nuestra vida. ¡Busca ser Batman y Robin, y aléjate de Harley Quinn y el Joker!